Bienvenida

Te cuento un poco sobre mí

Bienvenida

Te cuento un poco sobre mí

Mi nombre es Lily y durante muchos años pensaba que había algo dentro de mí que no estaba bien.

Esa sensación me llevó a una búsqueda intensa: distintas terapias, métodos, caminos… todos con la intención de acercarme un poco más a mi sentir.

Mi recorrido en el desarrollo personal comenzó temprano, a los 15 años, de la mano de una Psicóloga maravillosa que acompañaba desde la cuentería. Gracias a ella, llegó a mí un libro que tal vez conozcas: Mujeres que corren con los lobos.

A partir de ese momento, se despertó en mí una forma distinta de habitar la vida: más conectada con lo simbólico, con los ritmos internos, con la voz del cuerpo.

Mi nombre es Lily y durante muchos años pensaba que había algo dentro de mí que no estaba bien.

Esa sensación me llevó a una búsqueda intensa: distintas terapias, métodos, caminos… todos con la intención de acercarme un poco más a mi sentir.

Mi recorrido en el desarrollo personal comenzó temprano, a los 15 años, de la mano de una Psicóloga maravillosa que acompañaba desde la cuentería. Gracias a ella, llegó a mí un libro que tal vez conozcas: Mujeres que corren con los lobos.

A partir de ese momento, se despertó en mí una forma distinta de habitar la vida: más conectada con lo simbólico, con los ritmos internos, con la voz del cuerpo.

Mi camino, mi escucha

Sin ser del todo consciente, seguí andando ese camino.

He vivido en carne propia la frustración que a veces trae la terapia, la sensación de estar buscando siempre algo, el anhelo profundo de sentirme bien.

Años más tarde me formé como Psicóloga en mi país, Colombia, y luego convalidé el título en España.

Con el tiempo, entendí que no se trataba de alcanzar un estado constante de paz o armonía, sino de tener recursos para habitarme y sostener lo que siento, incluso cuando duele.

Mi camino,

mi escucha

Sin ser del todo consciente, seguí andando ese camino.

He vivido en carne propia la frustración que a veces trae la terapia, la sensación de estar buscando siempre algo, el anhelo profundo de sentirme bien.

Años más tarde me formé como psicóloga en mi país, Colombia, y luego convalidé el título en España.

Con el tiempo, entendí que no se trataba de alcanzar un estado constante de paz o armonía, sino de tener recursos para habitarme y sostener lo que siento, incluso cuando duele.

Movimiento, cuerpo y sabiduría

Movimiento,

cuerpo y sabiduría

 

Una ventana fue abriendo otra.

Así descubrí el movimiento como forma de expresión, de encuentro, de autenticidad.

Me formé como facilitadora de Biodanza y más adelante en Coaching Somático, donde pude integrar cuerpo, percepción y presencia en un mismo lenguaje.

También me fui adentrando en el sagrado femenino, en la ciclicidad, en la sabiduría que habita nuestros cuerpos.

Además de los espacios de terapia individual, fueron los círculos de mujeres —los espacios compartidos— los que me sostuvieron cuando creía que algo en mí estaba roto.

En ellos aprendí a recordar, a nombrar, a reaprender… y a habitarme con más amor y compasión.

 

 Así es como te acompaño

Desde mi propia experiencia y formación, sin promesas ni fórmulas mágicas. 

Lo que sí puedo decirte es que puede ser un camino profundamente fascinante.

Me gusta imaginarlo como una cuerda llena de nudos: si tiramos con fuerza, se aprietan aún más; pero si aflojamos con suavidad y paciencia, los nudos se van soltando.

De eso se trata este proceso: de disolver, de aflojar, de acoger lo que se siente.

De habitar el cuerpo por completo y, desde ahí, generar los recursos para afrontar los desafíos del día a día, y vivir con más presencia y gozo interno.

Estás a un clic de probar algo distinto para ti.

Un gran abrazo.

 

 Así es como 

te acompaño

Desde mi propia experiencia y formación, sin promesas ni fórmulas mágicas. 

Lo que sí puedo decirte es que puede ser un camino profundamente fascinante.

Me gusta imaginarlo como una cuerda llena de nudos: si tiramos con fuerza, se aprietan aún más; pero si aflojamos con suavidad y paciencia, los nudos se van soltando.

De eso se trata este proceso: de disolver, de aflojar, de acoger lo que se siente.

De habitar el cuerpo por completo y, desde ahí, generar los recursos para afrontar los desafíos del día a día, y vivir con más presencia y gozo interno.

Estás a un clic de probar algo distinto para ti.

Un gran abrazo.

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